En octubre, cuando las mañanas brillantes y soleadas ya no existen, Hanoi , la ciudad milenaria, de repente se ve inmersa en una fresca niebla que anuncia la llegada del otoño.
El aire frío irrumpe a principios de octubre, y el calor sofocante del verano da paso a mañanas frescas y ventosas. Cuando los árboles empiezan a perder sus hojas, la brisa fresca transporta el aroma de la guayaba, el arroz verde fresco, la magnolia, la manzana fragante, el albaricoque maduro... en los puestos de los vendedores ambulantes por las calles de Hanói.
El otoño ya ha llegado a Hanói. Para disfrutar de esos aromas otoñales, no tengo que desviarme de mi camino; solo necesito un paseo por el casco antiguo o un paseo por el lago Hoan Kiem o el Lago del Oeste al atardecer.
Además de pasear por las calles y detenerme en los puestos de flores y aperitivos, también disfruté de la "especialidad" del sol otoñal. El brillante sol amarillo parecía teñir las copas de los árboles a lo largo de las calles. La luz del atardecer brillaba seductoramente en la superficie del lago Hoan Kiem y el lago del Oeste. El sol otoñal ya no era intenso, sino suave y dulce como la miel.
Pero la señal más obvia es el intenso aroma a flores de leche en las calles de Nguyen Du, Nguyen Chi Thanh, Trung Hoa, Thuy Khue, Duy Tan... Mucha gente de lugares lejanos que nunca ha olido esta flor tendrá dolor de cabeza, pero quienes han vivido en Hanoi durante mucho tiempo, como yo, se acostumbrarán gradualmente. De finales de septiembre a octubre, desde árboles grandes hasta árboles pequeños, desde árboles jóvenes hasta árboles centenarios, las flores de leche florecen en racimos blancos como copos de nieve y desprenden una intensa fragancia. Todos los días voy a trabajar bajo el dosel de flores de leche, pero solo en esta época del año reconozco el aroma de la temporada.
A diferencia del ritmo acelerado del verano, el otoño tranquiliza un poco a los hanoístas. Con el clima templado de octubre, la gente camina por la calle dispuesta a bajar el ritmo unos pasos, unos cuantos toques de bicicleta, para disfrutar un poco más del aroma del sol.
Foto: Vu Minh Quan
Revista Heritage










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