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Kevin Hart, divertido pero demasiado bajo, y Heidi Klum, elegante pero rígida y sin emociones. |
Si el fútbol es un deporte de emociones y el Mundial es el mayor escenario del planeta, entonces el sorteo del Mundial 2026, en la madrugada del 6 de diciembre, debería haber sido un espectáculo fluido y bien organizado, digno de un evento deportivo visto por todo el mundo. Sin embargo, lo que ocurrió en el Kennedy Center de Washington fue como una comedia de situación que dejó al público sin saber si reír, llorar o avergonzarse por la FIFA.
Un "espectáculo" inconexo, sin principio ni fin
En sus 54 años de historia, el Kennedy Center ha vivido una buena cantidad de desastres. Pero el sorteo de este año alcanzó un nuevo nivel de torpeza, caos y falta de profesionalismo. Un espectáculo digno de un Mundial que parecía montado en un crucero , sin ensayos, coordinación y, sobre todo, sin la estatura de la organización que lo respalda.
Desde los primeros minutos, los espectadores sintieron la disparidad. Los presentadores formaban una pareja extraña: Kevin Hart, gracioso pero demasiado bajo, y Heidi Klum, elegante pero rígida y sin emociones. Estaban uno al lado del otro, creando una pareja de "uno bajo, uno alto" tan fuera de lugar que recordó a los Brit Awards de 1989, una de las peores ceremonias de premios de la historia. Una sensación de incomodidad se extendió a medida que ambos no encontraban el ritmo, la historia era inconexa y las partes divertidas se perdían en el vacío.
Pero eso era solo la superficie. El escenario estaba destartalado, los micrófonos fallaban constantemente, no había subtítulos para las entrevistas en español. Cada pequeño detalle delataba que la ceremonia se había organizado con prisas y que no había ningún director experimentado detrás.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, nunca ha ocultado sus ambiciones, pero la forma en que colocó a Donald Trump en el centro de la ceremonia dejó a muchos desconcertados. Trump recibió el "Premio de la Paz " de la FIFA, un concepto tan insignificante como controvertido. Infantino se paró junto a Trump con la mirada de un hermano menor que idolatra a su hermano mayor, creando una escena tan ridícula como confusa.
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Los MC aparecieron en la ceremonia del sorteo de la Copa Mundial 2026. |
¿Qué mensaje intenta transmitir la FIFA? ¿Es la neutralidad del deporte o la disposición a aceptar cualquier figura política que pueda beneficiarla? Este incidente refuerza aún más la imagen de la FIFA como una organización que siempre se deja llevar por relaciones e intereses de poder, en lugar de centrarse en la calidad profesional del fútbol.
Robbie Williams, famoso por su desvencijada carrera en Estados Unidos, fue elegido para cantar la canción oficial del Mundial. Una canción tan decepcionante como lo ocurrido en el escenario. La actuación de clausura de Village People, el legendario pero anticuado grupo, convirtió la ceremonia en un espectáculo de nostalgia a regañadientes. Aunque Victor Willis, el único miembro superviviente del grupo, tiene 74 años, aún tuvieron que cantar YMCA con disfraces de nativos americanos y obreros de la construcción. El público se sentía más incómodo que emocionado.
Irónicamente, Rio Ferdinand, quien había sido objeto de muchas burlas como comentarista, demostró ser la figura más estable en el escenario, manteniendo la ceremonia en marcha y deteniendo la espiral descendente con notable paciencia.
Pero con el paso del tiempo, el rostro de Ferdinand se fue volviendo cada vez más cansado e indefenso. Cada fallo, cada pase erróneo, hacían que el excentrocampista del Manchester United pareciera el típico inglés de una comedia: apretando los dientes y soportando cualquier desastre que le sobreviniera.
Cuando la parte más importante también… falla
El sorteo, el corazón de la ceremonia, debería haber sido fluido, preciso y formal. Pero no lo fue. El nuevo y complicado sistema dejó a Ferdinand y Samantha Johnson tan confundidos que tuvieron que explicarlo una y otra vez, interrumpiendo el ritmo del espectáculo. Peor aún, para cuando Ferdinand se giró para agradecer a sus seguidores, como Shaquille O'Neal, Tom Brady o Wayne Gretzky, ya habían abandonado el escenario.
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Rio Ferdinand por sí solo no pudo salvar el sorteo del Mundial de 2026 de ser criticado como un desastre. |
Toda la ceremonia terminó con la sensación de despertar de una pesadilla de dos horas. Un evento que se suponía debía mostrar la clase y la estatura del Mundial se convirtió en un reflejo de los problemas de larga data de la FIFA: fanfarria excesiva, superficialidad en la organización y una obsesión por el espectáculo vacío fuera del ámbito futbolístico.
El Mundial de 2026 será el más grande de la historia, pero si el sorteo fue tan caótico, la FIFA debería reflexionar sobre sí misma. Lo que el fútbol necesita no son actuaciones ostentosas, sino profesionalismo, transparencia y respeto por el público. Un mal sorteo no arruina el torneo, pero sí revela algo más preocupante: una organización que está perdiendo la seriedad con respecto a su propio producto.
La pregunta es: ¿se atreverá la FIFA a cambiar o seguirá convirtiendo los grandes acontecimientos en escenarios de negligencia y demostraciones de poder?
Ése es el problema que debería preocupar al fútbol mundial en estos momentos.
Fuente: https://znews.vn/khi-fifa-bien-le-boc-tham-world-cup-thanh-tro-he-post1608881.html














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