Un niño de Tan Son, provincia de Phu Tho, ingresó en el hospital con debilidad y parálisis en las cuatro extremidades, acompañada de dificultad para hablar. Cinco días antes, el niño había experimentado breves episodios de debilidad y parálisis en las cuatro extremidades, junto con dificultad para hablar, pero sin fiebre, dolor de cabeza ni control de esfínteres.
La familia llevó al niño al centro de salud del distrito para que lo examinaran. Le indicaron una tomografía computarizada cerebral, pero no se detectaron anomalías, por lo que se les recomendó que continuaran con el seguimiento en casa.
En casa, el niño experimenta un episodio más prolongado de debilidad y parálisis en las cuatro extremidades (aproximadamente de 15 a 20 minutos), acompañado de dificultad para hablar e incontinencia urinaria e intestinal. Sin embargo, una vez que el episodio remite, el niño puede moverse, caminar y hablar con normalidad.
Al anochecer, el niño seguía experimentando debilidad y parálisis en las cuatro extremidades, que se prolongó durante varias horas, acompañada de dificultad para respirar y hablar. La familia lo llevó rápidamente al hospital para que lo examinaran.
Los médicos examinan y evalúan las habilidades motoras del niño antes del alta. (Foto: Proporcionada por el hospital)
El Dr. Nguyen Vo Loc, subdirector del Departamento de Cuidados Intensivos y Toxicología del Hospital Provincial de Obstetricia y Pediatría de Phu Tho, indicó que, inmediatamente después de ingresar al niño, los médicos solicitaron pruebas paraclínicas para determinar la causa. Los resultados de la resonancia magnética cerebral del niño mostraron daño en la protuberancia anterior.
"Dado que se trata de un caso poco común, consultamos con expertos del Hospital Universitario Médico de Hanoi sobre los resultados de las imágenes y concluimos por unanimidad que el niño sufría un infarto parenquimatoso en el tronco encefálico, la protuberancia y el tronco encefálico", afirmó el Dr. Loc.
El niño recibió tratamiento para el edema cerebral y anticoagulación según el protocolo. Después de 5 días, su salud mejoró significativamente, su fuerza muscular alcanzó 4/5 y pudo comer y beber. Hablaba mejor, pero aún con dificultad.
Tras 20 días de tratamiento, el niño podía caminar con normalidad, hablar con claridad, comer bien, tenía control intestinal y urinario normal, y no presentaba fiebre, vómitos ni dolor de cabeza. Fue dado de alta del hospital y se programó una cita de seguimiento para dos semanas.
El accidente cerebrovascular (incluido el accidente cerebrovascular isquémico) es una enfermedad peligrosa y muy poco frecuente en niños pequeños. Si no se detecta y trata a tiempo, puede dejar secuelas muy graves, como trastornos del habla, parálisis de las extremidades, de la mitad del cuerpo, parálisis completa, pérdida del control motor normal y pérdida del control de la vejiga y los intestinos.
Los médicos aconsejan a los padres y cuidadores que presten especial atención a cualquier signo inusual en los niños. En particular, la debilidad o parálisis de las extremidades suele ser síntoma de muchas enfermedades neurológicas graves. Por lo tanto, cuando los niños presentan este peligroso signo, deben ser trasladados rápidamente a centros médicos especializados para su evaluación y tratamiento oportuno.
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