La Revolución de Agosto y el Día Nacional, el 2 de septiembre, no solo marcaron el comienzo de una era de independencia nacional, sino que también dieron origen a la diplomacia vietnamita moderna. Durante los últimos 80 años, mientras el mundo ha presenciado una convulsión sin precedentes, Vietnam ha utilizado su cultura y su poder blando como "brazos extendidos" para construir su imagen y posicionarse en el mapa mundial.
| Diputado de la Asamblea Nacional, Bui Hoai Son. (Foto cortesía del entrevistado) |
La Revolución de Agosto. El inicio de la diplomacia por la independencia y la paz.
En agosto de 1945, con un ferviente patriotismo y un ardiente deseo de independencia nacional, el pueblo vietnamita, bajo el liderazgo del Partido, llevó a cabo una revolución que "conmocionó al mundo". La Revolución de Agosto no solo recuperó el poder de manos de colonialistas y fascistas, sino que también dio origen a la República Democrática de Vietnam, el primer estado obrero y campesino del Sudeste Asiático, marcando un punto de inflexión que marcó el comienzo de una nueva era: la era de la independencia, la libertad y la integración.
Poco después, el 2 de septiembre de 1945, en la histórica plaza Ba Dinh, el presidente Ho Chi Minh leyó la Declaración de Independencia, afirmando la independencia de la nación vietnamita ante el mundo entero. Pero más allá de simplemente establecer la soberanía nacional, esta Declaración también dio inicio a una ideología diplomática humana y pacífica, derivada de las tradiciones culturales milenarias y la sabiduría de una nación amante de la paz.
A partir de ese momento, la diplomacia vietnamita no solo fue una herramienta política y de seguridad, sino también una viva representación de la cultura, la moral y la identidad nacional. La cultura no se quedó atrás de la política; fue la base para generar confianza y difundir el mensaje vietnamita de forma sostenible y con resonancia emocional.
| "La cultura se convierte en un 'segundo pasaporte' que permite a cada vietnamita, a cada producto creativo vietnamita, a cada festival, a cada canción popular y a cada plato tradicional trascender las fronteras territoriales y tocar los corazones de amigos de todo el mundo". |
Por lo tanto, desde los primeros días del gobierno, el presidente Ho Chi Minh estableció claramente el papel de la cultura en la diplomacia: «Queremos ser amigos de todos los países democráticos y no albergar enemistad con nadie». Es a partir de las raíces de esta tradición humanista que Vietnam ha construido constantemente la imagen de una nación pacífica, respetuosa y responsable ante la comunidad internacional.
Lo especial de Vietnam es que la diplomacia no se trata solo del trabajo diplomático; también se trata de poemas, canciones populares, el ao dai (traje tradicional vietnamita), un plato de pho (sopa de fideos vietnamita) y las sonrisas de los vietnamitas. La cultura es el primer puente que conecta los corazones de amigos de todo el mundo, la puerta de entrada a la comprensión y la empatía.
Ochenta años después de aquel otoño histórico, al mirar atrás el recorrido de construcción de la imagen nacional, se puede afirmar que la cultura, como poder blando, no es sólo un componente de la estrategia diplomática, sino también un pilar de la posición y la fortaleza de Vietnam en la era de la globalización.
| Artistas vietnamitas actuando en el Festival de Cultura y Turismo de Vietnam en Yunnan, China, noviembre de 2024. (Fuente: icd.gov.vn) |
Un pilar duradero de la imagen nacional.
En un mundo cada vez más interconectado, donde las fronteras físicas se difuminan en medio de la globalización y la transformación digital, la cultura, como forma de poder blando, se ha convertido en un elemento fundamental para establecer la imagen y la posición de cada nación. No es casualidad que los académicos internacionales debatan cada vez más el "poder blando" como una nueva forma de fuerza: una que no requiere armas, no causa daño y, sin embargo, tiene la capacidad de conquistar corazones y mentes, generar confianza e inspirar admiración en la comunidad internacional.
Para Vietnam, un país que ha pasado por la guerra, la cultura se convierte en el camino más sostenible y emocionalmente rico para afirmar su identidad, difundir valores positivos y establecer una imagen nacional humana, segura, moderna y responsable.
Desde el principio, el presidente Ho Chi Minh definió claramente que la cultura no es solo el fundamento espiritual de la sociedad, sino también uno de los tres pilares de la fortaleza nacional, junto con la política y la economía. En particular, enfatizó que: «La cultura debe iluminar el camino que debe seguir la nación», un camino que no solo busca el desarrollo interno, sino también la integración con el mundo, un viaje hacia el mar abierto con un espíritu de igualdad, confianza y resplandor.
En este viaje, la cultura se convierte en un "segundo pasaporte" que permite a cada persona vietnamita, a cada producto creativo vietnamita, a cada festival, a cada canción popular y a cada plato tradicional trascender las fronteras territoriales y tocar los corazones de amigos de todo el mundo.
| El poder blando de Vietnam hoy en día no solo se basa en campañas oficiales, sino que también proviene de millones de personas comunes: 'embajadores apátridas' que difunden la cultura vietnamita a través de videos de TikTok, startups de turismo, comida callejera, clases de vietnamita en Europa y sesiones de fotos de vestidos ao dai en el casco antiguo de París o Kioto. |
La cultura vietnamita es un tesoro de miles de años de historia, cristalizado en la vida, las costumbres, el idioma, las creencias, el arte e incluso en el estilo de vida compasivo, moralmente recto y amante de la paz del pueblo vietnamita.
Es la belleza del tradicional ao dai exhibida con orgullo en escenarios internacionales; el sonido resonante de la cítara en las Naciones Unidas; el pho, el banh mi y el café con huevo honrados en prestigiosos rankings culinarios mundiales; las artes del canto Quan Ho, Vi Giam y Ca Tru reconocidas por la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial; y miles de templos antiguos, casas comunales, calles antiguas y reliquias históricas esparcidas por las tres regiones del país...
Todo esto constituye un recurso blando invaluable, siempre listo para ser transformado en poder tangible si se lo entiende adecuadamente y se invierte en él.
| Más de un millón de personas participaron en el evento "Caminando Hacia Vietnam" en Hanói y en 33 provincias y ciudades, 3121 comunas, distritos y regiones administrativas especiales. (Foto: Thanh Dat) |
A partir de esta comprensión, Vietnam ha integrado gradualmente la cultura en su política exterior. La diplomacia cultural se ha consolidado como una estrategia independiente, implementada de forma integral y con creciente profesionalismo.
A lo largo de los años, Vietnam ha organizado con éxito numerosas semanas culturales en decenas de países, ampliando su red de centros culturales en el extranjero y enviando grupos artísticos, chefs, diseñadores, músicos y atletas a participar en intercambios, espectáculos y eventos internacionales. Eventos importantes como la APEC 2017, Vesak 2019 y 2025, y los 31.º Juegos del Sudeste Asiático no solo son hitos diplomáticos, sino también plataformas para el deslumbramiento de la cultura vietnamita. Una amplia gama de productos culturales, desde cine, música y turismo hasta moda y bellas artes, ha llegado a los mercados regionales e internacionales, contribuyendo a mejorar el índice de influencia indirecta de Vietnam en los rankings mundiales.
Más importante aún, el poder blando de Vietnam hoy no solo se basa en campañas oficiales, sino que también proviene de millones de personas comunes: "embajadores apátridas" que difunden la cultura vietnamita a través de videos de TikTok, empresas emergentes de turismo, comida callejera, clases de idioma vietnamita en Europa y sesiones de fotos de vestidos ao dai en el casco antiguo de París o Kioto.
Estos son los jóvenes de la Generación Z que trajeron las marionetas acuáticas a YouTube; los artistas independientes que llevaron la música folclórica con arreglos modernos a los escenarios asiáticos; y los intelectuales vietnamitas expatriados que abrieron espacios para el intercambio cultural en el extranjero. La cultura ya no se limita a las puertas de los museos ni se limita a las exposiciones formales, sino que ha entrado en la vida digital, en el vibrante, cercano, atractivo e interconectado ritmo de la globalización.
Todo esto demuestra que Vietnam está afirmando gradualmente que la cultura no es solo un "cimiento", sino un "nombre" que el mundo recordará y admirará. El poder blando, si se utiliza en el momento oportuno y de la manera correcta, se convertirá en un "poder sin armas de fuego".
Gracias a esto, Vietnam no solo se integra, sino que también forja valores compartidos; no solo está presente, sino que también se difunde; no solo es un aprendiz, sino también un inspirador en la comunidad internacional. La cultura es la fuente de la vitalidad y el atractivo de Vietnam en la era actual de profunda integración.
Fuente: https://baoquocte.vn/duong-bien-moi-cua-ngoai-giao-viet-nam-324903.html






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