En una tensa audiencia ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, Jerome Powell, el hombre más poderoso del mundo en finanzas, transmitió un mensaje claro e inequívoco: la Fed no tiene prisa.
“Estamos bien posicionados para seguir esperando y ver cómo evoluciona la economía antes de considerar cualquier ajuste a la política monetaria”, afirmó enfáticamente Powell.
Los comentarios socavaron las expectativas de un recorte de tasas anticipado, especialmente por parte del presidente Donald Trump y sus aliados en el Congreso . Demostraron que, al menos a corto plazo, la principal prioridad de la Reserva Federal es contener los posibles riesgos inflacionarios derivados de los nuevos aranceles y las fluctuaciones en los precios del petróleo, en lugar de apresurarse a flexibilizar la política monetaria para apoyar una economía que muestra signos de desaceleración.
Tormenta política desde la Casa Blanca y el Capitolio
La paciencia de la Reserva Federal está siendo puesta a prueba al máximo por el presidente Donald Trump. Desde su regreso al poder, Trump ha sido implacable en sus ataques contra el presidente Powell, a quien nombró durante su primer mandato.
El presidente argumenta que mantener altas las tasas de interés le cuesta a Estados Unidos cientos de miles de millones de dólares al año en el pago de intereses de su enorme deuda pública. Ha exigido que la Reserva Federal recorte las tasas drásticamente, incluso en 2 o 3 puntos porcentuales. La presión no se ha limitado a las críticas; Trump ha insinuado repetidamente la posibilidad de despedir a Powell, una medida sin precedentes que podría perjudicar gravemente la independencia de la Reserva Federal.
La presión política se ha extendido más allá de la Casa Blanca, llegando al Congreso, creando un estancamiento bipartidista. Los republicanos, en general, han respaldado las peticiones de Trump de bajar los tipos de interés, mientras que los demócratas han tendido a apoyar la postura cautelosa de la Reserva Federal, enfatizando la necesidad de independencia de la influencia política.
Ante estas tormentas, el Sr. Powell se ha mantenido firme. Afirmó que la independencia de la Reserva Federal está protegida por ley y cuenta con un amplio apoyo en el Congreso. Subrayó que la principal prioridad de la Reserva Federal es "mantener expectativas de inflación estables a largo plazo", incluso cuando se enfrenta a difíciles decisiones entre sus objetivos gemelos de estabilidad de precios y pleno empleo.

Según el presidente de la Fed, nuevos aranceles este año podrían aumentar los precios y debilitar el crecimiento económico (Foto: Getty).
Voces disidentes desde dentro
Los desafíos del Sr. Powell no solo provienen del exterior. Incluso dentro del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), el órgano de política monetaria de la Fed, comienzan a surgir diferencias de opinión.
Algunos funcionarios designados por Trump ahora abogan por un recorte anticipado. El gobernador Christopher Waller solicitó recientemente un recorte de tasas en la próxima reunión, argumentando que el riesgo inflacionario derivado de los aranceles no es tan grande como se temía inicialmente. Asimismo, la vicepresidenta de Supervisión, Michelle Bowman, también ha expresado su apoyo a un recorte de tasas en la reunión de julio, siempre que la inflación se mantenga bajo control.
Estos desacuerdos reflejan un creciente debate dentro de la Reserva Federal, lo que refleja la incertidumbre económica. Un gráfico reciente de puntos muestra la división entre los miembros del FOMC: un grupo desea mantener estables los tipos de interés o recortarlos solo una vez al año, mientras que otro grupo aún espera dos o más recortes.
Eso coloca al Sr. Powell en la posición de guiar a la Fed a través de aguas turbulentas, teniendo que conciliar puntos de vista internos mientras enfrenta tormentas externas.
La “carta” geopolítica y el shock del precio del petróleo
Una enorme incertidumbre eclipsaba todos los cálculos económicos y políticos: el conflicto latente entre Israel e Irán. La escalada de tensiones en las últimas semanas ha suscitado la preocupación de que Irán pudiera cerrar el Estrecho de Ormuz, vía fluvial por la que se transporta aproximadamente el 25% del petróleo mundial.
Tal escenario sería catastrófico, disparando los precios del petróleo y la gasolina, lo que causaría un grave shock inflacionario en las economías estadounidense y mundial. Aunque los precios del petróleo se han enfriado desde que se declaró el alto el fuego, la situación sigue siendo un polvorín. Cualquier escalada podría disparar de nuevo los precios de la energía.
Oxford Economics advierte que, si bien el alto el fuego puede ser frágil, los precios del petróleo seguirán bajando a menos que se produzcan ataques a la infraestructura energética. Sin embargo, este escenario podría cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
Esta incertidumbre, sumada a la posibilidad de un repunte en los precios del petróleo, refuerza la cautela de la Fed. «Si los precios del crudo suben significativamente, la gente lo notará», concluyó Powell de forma breve pero contundente.
El camino a seguir: ¿Cuál es el camino para la economía número 1?
El tipo de interés de referencia de la Reserva Federal se mantiene entre el 4,25% y el 4,5%. La economía estadounidense, según Powell, se mantiene en una posición sólida, con el desempleo en un mínimo histórico del 4,2% y la inflación preferida por la Reserva Federal en el 2,3%, justo por encima de su objetivo del 2%.
Sin embargo, el informe de confianza del consumidor de junio mostró que el sentimiento estaba disminuyendo, principalmente debido a las preocupaciones sobre la inflación y los altos precios.
El presidente Powell y sus colegas están recorriendo un camino muy estrecho.
Si recortan las tasas demasiado pronto para aliviar la presión política o impulsar el crecimiento, corren el riesgo de reavivar la inflación, especialmente si los precios de la energía se disparan o el impacto de los aranceles es mayor de lo previsto. Pero si mantienen las tasas altas durante demasiado tiempo, podrían debilitar inadvertidamente la actividad económica, perjudicar un mercado laboral ya de por sí sólido y empujar la economía a una recesión.
Los economistas están divididos sobre el futuro. Algunos creen que es improbable que la Fed recorte los tipos antes de que termine el verano, mientras que otros creen que, si hay más indicios de debilidad en el mercado laboral, la Fed podría actuar antes.
En este complejo contexto, todas las miradas estarán puestas en Washington. En su puesto de mando, Jerome Powell se enfrenta al problema más difícil de su carrera: cómo proteger la economía y, al mismo tiempo, preservar la sagrada independencia de la Reserva Federal ante tormentas sin precedentes.
Fuente: https://dantri.com.vn/kinh-doanh/ghe-nong-fed-powell-cang-minh-giu-lap-truong-giua-bao-to-20250625062612729.htm
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