Al implementar la estrategia, con una visión a largo plazo, la educación superior vietnamita puede transformarse fuertemente, integrarse profundamente y mejorar la competitividad global.
Dr. Le Dong Phuong, exdirector del Centro de Investigación de Educación Superior (Instituto de Ciencias de la Educación de Vietnam): Mantener los viejos valores, crear nuevos valores.

La reestructuración de la educación superior no es solo una fusión organizativa, sino, más profundamente, una reforma integral de la filosofía de gestión y la misión formativa de la institución. Desde una perspectiva externa de gestión, así es como los directivos y las partes interesadas perciben el cambio estructural del sistema. Para los directivos, se trata de un proceso de reorganización de las posiciones del personal docente y administrativo en el marco de las nuevas unidades formadas a partir de la fusión de las antiguas instalaciones.
Más importante aún, es necesario ajustar la mentalidad de gestión y gobernanza en las instituciones de educación superior, con el objetivo de crear un modelo operativo eficiente y más adaptable a los cambios. Esto requiere valentía para superar viejos hábitos y rutinas, lo cual no es fácil.
Además, crear una identidad única para la nueva institución educativa también es un factor vital. Esto se demuestra mediante la organización y adaptación de los programas de formación para que se ajusten a las necesidades del mercado laboral y a las expectativas de los estudiantes, garantizando al mismo tiempo que los intereses de los estudiantes y las partes interesadas se prioricen siempre.
La fusión de varias instituciones de educación superior en una nueva entidad inevitablemente plantea desafíos en cuanto al modelo organizativo y operativo. Este modelo puede ser impuesto desde el exterior o formado por iniciativa interna, pero en cualquier caso existe un riesgo potencial de conflicto entre diferentes grupos de interés. El período de transición suele engordar el aparato, con despidos de personal en la mayoría de las unidades miembro.
Por lo tanto, lo más importante es alcanzar un consenso sobre la vía de desarrollo, junto con medidas específicas para conciliar los intereses de todas las partes. El proceso de reestructuración debe llevarse a cabo con un espíritu de consenso y solidaridad, porque el objetivo común es mayor que los intereses individuales. Los pasos deben considerarse cuidadosamente, contar con argumentos suficientes y debatirse a diversos niveles, evitando por completo la mentalidad de "hazlo si quieres".
La reestructuración podría no suponer un avance inmediato para la educación superior vietnamita, ya que una institución de formación solo puede desarrollarse de forma sostenible cuando se basa en la historia, la tradición académica y una estrecha relación con estudiantes y socios. Fusionar demasiadas escuelas podría perder los valores acumulados, sin necesariamente crear nuevos y mejores valores.
Para que las expectativas de los líderes se hagan realidad, las escuelas necesitan definir claramente su misión central y su visión a largo plazo, ya que esta misión no puede ser replicada entre escuelas. El requisito previo es que los administradores y los centros de formación identifiquen sus fortalezas y limitaciones, y al mismo tiempo tengan la oportunidad de convencer a los organismos estatales de gestión de su valor intrínseco.
Sobre esta base, el Estado puede desarrollar un plan integral de reestructuración, en esencia, un nuevo plan maestro para el sistema de educación superior vietnamita, que refleje la visión, los valores y las expectativas de la sociedad. En este plan, las escuelas deben organizarse para aprovechar sus valores inherentes, a la vez que sientan las bases para la formación de nuevos valores. En particular, un criterio prioritario es el nivel de contribución de cada institución de educación superior al desarrollo socioeconómico local, en lugar de centrarse únicamente en la eficiencia económica.
A nivel de sistema, la reestructuración debe considerar las características de cada tipo de programa de formación e institución educativa. Es necesario fortalecer las orientaciones de la formación aplicada para contribuir al desarrollo socioeconómico; mientras que los programas de investigación deben vincularse con las actividades científicas y tecnológicas de las escuelas y el profesorado, con el objetivo de generar nuevos conocimientos científicos en lugar de limitarse a la formación de competencias.
Para que este proceso tenga éxito, es necesario garantizar y mantener continuamente las condiciones de los recursos. Los recursos existentes no deben recortarse abruptamente, sino ajustarse adecuadamente para evitar interrupciones operativas. Al mismo tiempo, es necesario proporcionar los nuevos recursos identificados en la Resolución 71 a un nivel suficiente para obtener resultados sustanciales.
Dr. Hoang Ngoc Vinh, exdirector del Departamento de Educación Profesional (Ministerio de Educación y Formación): Evitemos caer en el mecanismo de "pedir y dar" y en una gestión administrativa excesiva.

A muchas personas les preocupa que la organización y fusión de instituciones de educación superior se limite a la simple incorporación mecánica entre escuelas, a pesar de que las diferencias en la cultura académica, las profesiones y los mecanismos operativos son muy grandes. Esta preocupación es completamente fundada. Si se limita a la simple combinación de nombres y la fusión mecánica, el proceso sin duda fracasará.
El éxito de la reestructuración debe basarse en la estratificación de las instituciones de educación superior según sus misiones y tareas: las escuelas de investigación líderes se concentran en las ciencias básicas, las escuelas aplicadas se vinculan estrechamente a las necesidades de las empresas y las localidades, y las escuelas de formación docente asumen el papel de formar recursos humanos para el sector educativo.
Sobre esta base jerárquica, cada escuela debe promover sus propias fortalezas, a la vez que comparte recursos con sus socios. El elemento central es un modelo de gobernanza claro, una alta rendición de cuentas y una inversión lo suficientemente sólida como para generar un cambio real, no solo un cambio de imagen.
El modelo de gobernanza y el mecanismo de autonomía tras la fusión también son clave. En el contexto de la abolición del Consejo Universitario, algunas propuestas buscan someter las instituciones de educación superior a la gestión de las autoridades locales. Sin embargo, la gestión administrativa y el funcionamiento universitario son dos culturas diferentes. Si consideramos las universidades como unidades administrativas, es fácil caer en la inercia de "pedir y dar", con procedimientos engorrosos, y perdiendo creatividad y autonomía.
Cuando la autonomía carece de fundamento, se ve fácilmente superada por la autoridad administrativa, a la vez que faltan mecanismos para obligar a las escuelas a rendir cuentas sobre la calidad de la formación y la eficiencia presupuestaria. Por lo tanto, en lugar de "localizar" la gestión, es necesario crear un Consejo Académico independiente con la participación de empresas y entidades relacionadas. Este modelo preserva la autonomía académica y promueve la conexión entre las escuelas y el mercado laboral, a la vez que garantiza un mecanismo transparente y una rendición de cuentas clara.
Los criterios de selección de los centros educativos que se reorganizarán y fusionarán también deben desarrollarse de forma objetiva, pública y transparente, superando los estándares mínimos establecidos por el Ministerio de Educación y Formación. La evaluación debe ser multidimensional e incluir la capacidad académica, el profesorado, las instalaciones, el rendimiento laboral de los estudiantes y la autonomía financiera.
En particular, la medida central debe ser el nivel de satisfacción de las necesidades de recursos humanos para contribuir al desarrollo económico y la innovación de la localidad y la región. Si la capacitación no está vinculada a las estrategias de desarrollo regional, incluso si cumple con los estándares, seguirá estando fuera de lugar.
Un conjunto de criterios claros y públicos no solo facilita la selección de las asignaturas adecuadas, sino que también genera consenso social, reduciendo las reacciones o la insatisfacción entre profesores y estudiantes. Al ver que el proceso es transparente y está orientado al desarrollo sostenible, confían más, en lugar de pensar que se trata de una simple decisión administrativa impuesta.
Dr. Le Viet Khuyen, Vicepresidente de la Asociación de Universidades y Colegios de Vietnam: Necesitamos un sistema universitario sólido

Durante las dos primeras décadas del siglo XXI, la educación superior se ha convertido en un componente fundamental de las estrategias de desarrollo de la mayoría de los países. Desde una perspectiva global, tres tendencias principales influyen considerablemente en el funcionamiento y la reforma de la educación superior: universidades multidisciplinarias, multidisciplinarias y multifuncionales; la tendencia a la centralización y reestructuración del sistema mediante fusiones o afiliaciones; y la tendencia a una mayor autonomía acompañada de responsabilidad social.
En Europa, el proceso de Bolonia ha creado un espacio unificado de educación superior, obligando a las universidades a ajustar sus modelos de formación, estructuras de gobernanza y estrategias de desarrollo. Muchos países, en particular Francia, Alemania y los Países Bajos, han fusionado universidades pequeñas o dispersas para formar universidades multidisciplinares competitivas a nivel internacional.
En Asia, Corea del Sur, China y Singapur también han emprendido reformas a gran escala. China ha implementado una oleada de fusiones universitarias desde finales de la década de 1990, creando instituciones con decenas de miles de estudiantes y vinculando estrechamente la formación, la investigación y la innovación. Singapur, con su modelo de pocas escuelas, pero optimizadas, y su posicionamiento internacional, también es fruto del proceso de reestructuración y fusión.
Por lo tanto, Vietnam no puede permanecer al margen de estas tendencias. Un sistema de educación superior fragmentado y disperso tendrá dificultades para integrarse, y aún más para posicionarse en los rankings internacionales. Nos enfrentamos a la necesidad de transformar el modelo de crecimiento hacia una economía basada en el conocimiento, basada en la ciencia, la tecnología y la innovación. Para alcanzar el objetivo de convertirse en un país desarrollado de altos ingresos para 2045, Vietnam necesita un sistema universitario sólido con la capacidad de formar recursos humanos de alta calidad y generar nuevos conocimientos.
En ese contexto, mantener un sistema descentralizado e ineficiente no solo es un despilfarro, sino que también frena el desarrollo nacional. Fusionar universidades para formar universidades multidisciplinarias de gran escala con capacidad de investigación y formación interdisciplinaria es una solución estratégica. Esto no es solo una exigencia educativa, sino también una decisión política vinculada al futuro de la nación.
Para evitar que el proceso de fusión se convierta en un proceso mecánico "administrativo", que cause disrupciones y reacciones negativas en la sociedad, además de establecer principios fundamentales, la fusión debe basarse en criterios científicos estrictos, con el objetivo de formar una universidad multidisciplinaria sostenible.
Respecto a la geografía: Priorizar escuelas de una misma zona (ciudad, provincia) para aprovechar la infraestructura común, reducir costos de gestión; evitar agrupar escuelas muy distantes, generando dificultades para estudiantes y docentes.
Respecto a los campos de formación: Las escuelas tienen carreras complementarias, al fusionarse se creará una universidad multidisciplinaria; evitar fusiones mecánicas entre escuelas con carreras superpuestas, lo que puede fácilmente generar conflictos y exceso de recursos humanos.
En cuanto a la capacidad de investigación y formación: las escuelas con la misma misión pero diferentes fortalezas deberían fusionarse (por ejemplo, una escuela es fuerte en ingeniería, otra es fuerte en socioeconomía), creando una universidad interdisciplinaria que pueda participar fácilmente en la investigación nacional e internacional.
En cuanto a la escala y la eficiencia operativa: las escuelas de pequeña escala (menos de 3.000 estudiantes) deberían considerar la fusión; las escuelas de baja eficiencia y con calidad no garantizada también deberían incluirse en la fusión.
En cuanto a la estrategia nacional: Priorizar la formación de universidades de investigación regionales e internacionales en centros económicos, políticos y sociales (Hanói, Ciudad Ho Chi Minh, Hué, Da Nang). Cada región económica debería contar con al menos una universidad multidisciplinaria de tamaño suficiente, que atienda tanto a los recursos humanos locales como a la integración internacional.
Además, cada provincia debería tener al menos una universidad multidisciplinaria, de estilo "universidad comunitaria", con múltiples niveles y una escala razonable, que satisfaga las necesidades directas de recursos humanos y mejore el nivel intelectual local.
Posible modelo de fusión:
Fusión completa: se eliminan escuelas, se fusionan en nuevas universidades con nombres completamente diferentes, se crean nuevas entidades, se diseñan mecanismos de gobernanza modernos; la desventaja es que es fácil provocar reacciones y perder la identidad tradicional.
Asociación de tipo confederación: Las escuelas conservan sus propios nombres, pero son miembros de grandes universidades (modelo de Universidad Nacional, Universidad Regional). Conservan la identidad de cada escuela, fácil de aceptar por la sociedad, pero son propensas al localismo y a la falta de unidad administrativa.
Modelo híbrido: algunas escuelas se fusionan completamente, otras forman un consorcio; es flexible y absorbe impactos, pero la gobernanza puede ser compleja y superpuesta.
Agrupaciones escolares asociadas: Las instalaciones individuales, que pueden tener diferentes niveles de formación o clases, aceptan las "reglas del juego" para formar una agrupación; recomendada por el Ministerio de Educación y Formación desde 1993, pero pocas escuelas la aplican.
En cuanto al mecanismo de gobernanza tras la fusión, una cuestión clave es qué modelo de gobernanza se aplicará. Es necesario aprender de las deficiencias actuales y construir un mecanismo que sustituya al Consejo Universitario. Según la experiencia internacional, las grandes universidades multidisciplinarias requieren un mecanismo de gobernanza profesional, en el que el Consejo Universitario desempeña un papel decisivo en la estrategia. Si continúa la tendencia a abolir el Consejo Universitario, el Estado debe implementar pronto un nuevo mecanismo de gobernanza para las universidades formadas tras la fusión.
Tras la fusión, el director debe ser un académico. El líder debe tener la capacidad de gestionar la universidad y poseer conocimientos académicos, no solo un cargo político. Además, debe existir una jerarquía clara: Tras la fusión, la universidad debe tener una estructura jerárquica entre la Universidad Central y las unidades miembro (escuelas afiliadas), evitando así la duplicación de poderes. - Dr. Le Viet Khuyen
Fuente: https://giaoducthoidai.vn/tai-cau-truc-truong-dai-hoc-cong-lap-buoc-ngoat-chien-luoc-post753945.html






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