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Reestructuración de las universidades públicas: un punto de inflexión estratégico

GD&TĐ - La reestructuración universitaria no se trata sólo de reorganizar sino también de innovar la administración y mejorar la calidad de la formación y la investigación.

Báo Giáo dục và Thời đạiBáo Giáo dục và Thời đại27/10/2025

Al implementar una estrategia con una visión a largo plazo, la educación superior vietnamita puede experimentar una poderosa transformación, integrarse profundamente y mejorar su competitividad global.

Dr. Le Dong Phuong, exdirector del Centro de Investigación de Educación Superior ( Academia de Ciencias de la Educación de Vietnam): Preservar viejos valores, crear nuevos valores.

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Dr. Le Dong Phuong.

La reestructuración de la educación superior no se limita a fusiones organizacionales; fundamentalmente, se trata de una reforma integral de la mentalidad de gestión y la misión educativa de la institución. Desde una perspectiva de gestión externa, así es como los niveles directivos y las partes interesadas perciben los cambios estructurales dentro del sistema. Para los involucrados, se trata de un proceso de reorganización de las posiciones del personal y el profesorado dentro de las nuevas unidades resultantes de la fusión de las antiguas instituciones.

Lo más importante es adaptar la mentalidad de gestión y gobernanza en las instituciones de educación superior para crear un modelo operativo eficiente y mejor adaptado al cambio. Esto requiere valentía para superar viejos hábitos y prácticas, lo cual no es nada fácil.

Además, es crucial establecer una identidad única para la nueva institución educativa. Esto se demuestra mediante la organización y adaptación de los programas de formación para que se ajusten a las necesidades del mercado laboral y a las expectativas de los estudiantes, garantizando al mismo tiempo que se prioricen siempre los derechos de los estudiantes y las partes interesadas.

La consolidación de múltiples instituciones de educación superior en una nueva entidad inevitablemente presenta desafíos en cuanto a modelos organizativos y métodos operativos. Este modelo puede ser impuesto externamente o desarrollado por iniciativa interna; sin embargo, en cualquier caso, conlleva la posibilidad de conflictos entre diferentes grupos de interés. El período de transición a menudo resulta en una estructura compleja, con redundancias en la dotación de personal en la mayoría de las unidades miembro.

Por lo tanto, lo más importante es alcanzar un consenso sobre la vía de desarrollo, junto con medidas específicas para conciliar los intereses de todas las partes. El proceso de reestructuración debe llevarse a cabo con un espíritu de consenso y solidaridad, primando el objetivo común sobre los intereses individuales. Cada paso debe considerarse cuidadosamente, justificarse adecuadamente y debatirse en múltiples niveles, evitando por completo la mentalidad de "hacerlo por impulso".

La reestructuración no necesariamente traerá un avance inmediato para la educación superior vietnamita, ya que una institución educativa solo puede desarrollarse de forma sostenible cuando se basa en su historia, tradiciones académicas y fuertes vínculos con estudiantes y socios. Fusionar demasiadas escuelas puede llevar a la pérdida de valores acumulados, sin necesariamente crear nuevos valores mejores.

Para que las expectativas de los líderes se hagan realidad, las escuelas deben definir claramente su misión central y su visión a largo plazo, ya que dicha misión no puede replicarse en todas las escuelas. Un requisito previo es que la administración de todos los niveles y las instituciones de formación identifiquen sus fortalezas y debilidades, y tengan la oportunidad de convencer a los organismos estatales de gestión de su valor intrínseco.

Con base en esto, el Estado puede desarrollar un plan integral de reestructuración, esencialmente un nuevo plan maestro para el sistema de educación superior de Vietnam, que refleje la visión, los valores y las expectativas de la sociedad. En este plan, las universidades deben reorganizarse para aprovechar su valor inherente y, al mismo tiempo, sentar las bases para la formación de nuevos valores. En particular, un criterio prioritario debe ser el nivel de contribución de cada institución de educación superior al desarrollo socioeconómico local, en lugar de centrarse únicamente en la eficiencia económica.

A nivel sistémico, la reestructuración debe considerar las características de cada tipo de programa de formación e institución educativa. Es necesario fortalecer los programas de formación aplicada para contribuir al desarrollo socioeconómico; mientras que los programas de investigación deben vincularse con las actividades científicas y tecnológicas de la escuela y el profesorado, buscando generar nuevos conocimientos científicos en lugar de simplemente capacitar.

Para que este proceso tenga éxito, es necesario garantizar y mantener continuamente las condiciones de los recursos. Los recursos existentes no deben recortarse abruptamente, sino ajustarse adecuadamente para evitar interrupciones operativas. Al mismo tiempo, es necesario proporcionar los nuevos recursos identificados en la Resolución 71 en una cantidad suficiente para obtener resultados tangibles.

Dr. Hoang Ngoc Vinh, ex Director del Departamento de Educación Profesional (Ministerio de Educación y Formación): Hay que evitar caer en un mecanismo de "solicitud y concesión" y en una gestión excesivamente burocrática.

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Dr. Hoang Ngoc Vinh.

Muchos temen que la reestructuración y fusión de las instituciones de educación superior solo resulte en una "adición mecánica" de escuelas, mientras que las diferencias en la cultura académica, las disciplinas y los mecanismos operativos siguen siendo significativas. Esta preocupación está plenamente justificada. Si se limita a la simple combinación de nombres y la fusión mecánica, el proceso está condenado al fracaso.

El éxito de la reestructuración debe basarse en la estratificación de las instituciones de educación superior según su misión y tareas: universidades de investigación líderes centradas en las ciencias básicas, universidades aplicadas estrechamente vinculadas a las necesidades de las empresas y las localidades, y escuelas normales encargadas de formar recursos humanos para el sector educativo.

Dentro de esta estructura jerárquica, cada escuela debe aprovechar sus fortalezas únicas y, al mismo tiempo, compartir recursos con sus socios. Los elementos fundamentales son un modelo de gobernanza claro, una alta rendición de cuentas y una inversión suficiente para generar un cambio sustancial, no solo un cambio de nombre.

El modelo de gobernanza y los mecanismos de autonomía tras la fusión también son cruciales. En el contexto de la abolición del Consejo Universitario, algunas propuestas apuntan a que las instituciones de educación superior sean gestionadas por las autoridades locales. Sin embargo, la gestión administrativa y el funcionamiento universitario son dos culturas diferentes. Tratar a la universidad como una unidad administrativa fácilmente conduce a una mentalidad de "solicitud y concesión", trámites engorrosos y una pérdida de creatividad y autonomía.

Sin una base sólida, la autonomía se ve fácilmente eclipsada por la autoridad administrativa, a la vez que carecen de mecanismos para exigir a las escuelas la rendición de cuentas por la calidad de la educación y el uso eficiente de los presupuestos. Por lo tanto, en lugar de "localizar" la gestión, es necesario establecer un consejo académico independiente con la participación de empresas y grupos de interés. Este modelo preservaría la autonomía académica y promovería vínculos más estrechos entre las escuelas y el mercado laboral, garantizando a la vez la transparencia y una rendición de cuentas clara.

Los criterios para seleccionar las universidades que se reestructurarán o fusionarán también deben desarrollarse de forma objetiva, abierta y transparente, superando los estándares mínimos establecidos por el Ministerio de Educación y Formación. La evaluación debe ser multifacética y abarcar la capacidad académica, el profesorado, las instalaciones, los resultados laborales de los estudiantes y la autonomía financiera.

En particular, el parámetro central debería ser el grado en que la capacitación satisface las necesidades de recursos humanos para el desarrollo económico y la innovación en la localidad y la región. Si la capacitación no está vinculada a la estrategia de desarrollo regional, incluso si cumple con los estándares, seguirá estando fuera de lugar.

Un conjunto de criterios claros y transparentes no solo facilita la selección de las personas idóneas para la colocación, sino que también genera consenso social, reduciendo las reacciones negativas o la insatisfacción entre el profesorado y el alumnado. Ver un proceso transparente y un enfoque en el desarrollo sostenible generará confianza, en lugar de verlo como una simple decisión administrativa impuesta.

Dr. Le Viet Khuyen, Vicepresidente de la Asociación de Universidades y Colegios de Vietnam: Se necesita un sistema universitario fuerte.

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Dr. Le Viet Khuyen.

Durante las dos primeras décadas del siglo XXI, la educación superior se ha convertido en un componente fundamental de las estrategias de desarrollo de la mayoría de los países. Desde una perspectiva global, tres tendencias principales influyen considerablemente en el funcionamiento y la reforma de la educación superior: las universidades multidisciplinarias, multisectoriales y multifuncionales; la tendencia a la centralización y reestructuración del sistema mediante fusiones o alianzas; y la tendencia hacia una mayor autonomía, acompañada de una mayor responsabilidad social.

En Europa, el Proceso de Bolonia creó un espacio unificado de educación superior, obligando a las universidades a ajustar sus modelos de formación, estructuras de gobernanza y estrategias de desarrollo. Muchos países, en particular Francia, Alemania y los Países Bajos, fusionaron universidades pequeñas o dispersas para formar universidades multidisciplinarias capaces de competir internacionalmente.

En Asia, Corea del Sur, China y Singapur también han emprendido reformas a gran escala. Desde finales de la década de 1990, China ha implementado una oleada de fusiones universitarias, creando instituciones con decenas de miles de estudiantes e integrando estrechamente la educación, la investigación y la innovación. Singapur, con su modelo simplificado de menos universidades pero con mayor orientación internacional, también es producto de reestructuraciones y fusiones.

Por lo tanto, Vietnam no puede permanecer al margen de estas tendencias. Un sistema de educación superior fragmentado y disperso tendrá dificultades para integrarse y posicionarse en los rankings internacionales. Nos enfrentamos a la necesidad de transformar nuestro modelo de crecimiento, avanzando hacia una economía basada en el conocimiento, cimentada en la ciencia, la tecnología y la innovación. Para alcanzar el objetivo de convertirse en un país desarrollado de altos ingresos para 2045, Vietnam necesita un sistema universitario sólido, capaz de formar recursos humanos de alta calidad y generar nuevos conocimientos.

En este contexto, mantener un sistema fragmentado e ineficiente no solo es un despilfarro, sino que también obstaculiza el desarrollo nacional. Fusionar universidades para formar universidades multidisciplinarias de gran escala con capacidades interdisciplinarias de investigación y formación es una solución estratégica. Esto no es solo una exigencia educativa, sino también una decisión política vinculada al futuro del país.

Para evitar que el proceso de fusión se convierta en una "burocratización" mecánica que cause disrupciones y reacciones negativas en la sociedad, además de establecer principios fundamentales, la fusión debe basarse en criterios rigurosos y científicos para formar una universidad multidisciplinaria sostenible.

Geográficamente: Priorizar escuelas ubicadas dentro de la misma zona (ciudad, provincia) para utilizar infraestructura compartida y reducir costos de gestión; evitar consolidar escuelas ubicadas muy lejos, lo que crearía dificultades para estudiantes y profesores.

En cuanto a los campos de formación: Las escuelas con carreras complementarias, al fusionarse, crearán universidades multidisciplinarias; hay que evitar fusiones mecánicas entre escuelas con carreras superpuestas, que pueden fácilmente derivar en conflictos y excedentes de mano de obra.

En cuanto a la capacidad de investigación y formación: las universidades con misiones similares pero diferentes fortalezas (por ejemplo, una fuerte en ingeniería, otra fuerte en economía y ciencias sociales) deberían fusionarse para crear universidades interdisciplinarias, lo que facilitaría la participación en la investigación nacional e internacional.

En cuanto a la escala y la eficiencia operativa: las escuelas de pequeña escala (menos de 3.000 estudiantes) deberían considerar fusiones; las escuelas con baja eficiencia y calidad deficiente también deberían incluirse en el plan de fusión.

En cuanto a la estrategia nacional: Se debe priorizar el establecimiento de universidades de investigación de nivel regional e internacional en centros económicos, políticos y sociales (Hanói, Ciudad Ho Chi Minh, Hué, Da Nang). Cada región económica debe contar con al menos una universidad multidisciplinaria de suficiente envergadura, que atienda tanto las necesidades de mano de obra local como la integración internacional.

Además, cada provincia debería contar con al menos una universidad multidisciplinaria y multinivel del tipo "universidad comunitaria", de escala razonable, que satisfaga las necesidades directas de fuerza de trabajo y eleve el nivel general de educación en la localidad.

Posible modelo de fusión:

Fusión total: las escuelas se eliminan de la lista y se fusionan en una nueva universidad con un nombre completamente diferente, creando una nueva entidad y diseñando un mecanismo de gobernanza moderno; la desventaja es que puede causar fácilmente resistencia y llevar a una pérdida de la identidad tradicional.

Vínculos de tipo confederación: Las escuelas conservan sus nombres individuales, pero pertenecen a universidades más grandes (modelos de Universidad Nacional y Universidad Regional). Esto preserva la identidad de cada escuela y es más aceptable socialmente, pero puede generar localismo y falta de unidad en la gobernanza.

Modelo híbrido: algunas escuelas se fusionan completamente, otras forman una federación; es flexible y reduce las interrupciones, pero la gobernanza puede ser compleja y superpuesta.

Agrupaciones escolares: instituciones individuales, que pueden ofrecer distintos niveles de educación o prestigio, acuerdan las mismas "reglas del juego" para formar una agrupación; esto ha sido recomendado por el Ministerio de Educación y Capacitación desde 1993, pero pocas escuelas lo han adoptado.

En cuanto al mecanismo de gobernanza tras la fusión, una cuestión clave es qué modelo se aplicará. Es necesario extraer lecciones de las deficiencias actuales y desarrollar un mecanismo que sustituya al Consejo Universitario. Según la experiencia internacional, las universidades grandes y multidisciplinarias requieren un mecanismo de gobernanza profesional en el que el Consejo Universitario desempeñe un papel estratégico decisivo. Si la tendencia a la abolición del Consejo Universitario continúa, el Estado debe implementar con prontitud un nuevo mecanismo de gobernanza para las universidades formadas tras las fusiones.

Tras la fusión, el rector debe ser un académico. El director debe tener capacidades de gestión universitaria y conocimientos académicos, no solo un cargo político. Además, se necesita una estructura jerárquica clara: la universidad fusionada debe tener una estructura jerárquica entre el nivel central (universidad) y sus unidades miembro (escuelas afiliadas), evitando la duplicación de poderes. - Dr. Le Viet Khuyen

Fuente: https://giaoducthoidai.vn/tai-cau-truc-truong-dai-hoc-cong-lap-buoc-ngoat-chien-luoc-post753945.html


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