Para garantizar que nadie se quede atrás después de la temporada de exámenes, es hora de que padres y maestros analicen más profundamente la tristeza silenciosa, cómo los adultos acompañan y cómo ayudar a los estudiantes a mantener la fe en el futuro.
Acompañamiento después del examen
Tras el anuncio de los resultados de los exámenes, las redes sociales suelen mostrar estados de ansiedad e incluso desesperación: "Lo hice lo mejor que pude, pero aun así no fui lo suficientemente bueno", "Mis padres estarán muy decepcionados"... Muchos estudiantes optan por permanecer en silencio, encerrarse en sí mismos, sin atreverse a salir de sus habitaciones, sin querer interactuar con nadie.
Otros sufrieron ansiedad e insomnio, y algunos lloraron en mitad de la noche porque se sentían una carga para su familia. Estas ya no son reacciones normales después de los exámenes, sino señales alarmantes de trauma mental.
Quizás lo que más perjudica a los estudiantes no es la baja calificación, sino la sensación de ser juzgados, excluidos y comparados. Comentarios descuidados de adultos como "¿Por qué es tan malo?", "¿Qué puedes hacer con ese tipo de estudio?", "Otros tienen calificaciones tan altas...", fácilmente hieren la ya de por sí frágil psicología después del examen. Muchos psicólogos lo llaman "crisis post-calificación", un fenómeno cada vez más común, pero que no ha recibido la debida atención por parte de familias y escuelas.
Los profesores no pueden cambiar la puntuación de un examen, pero sí pueden cambiar la forma en que los estudiantes lo perciben y lo superan. Tras recibir sus calificaciones, lo primero que necesitan los estudiantes no es la pregunta "¿Qué tal tu puntuación?", sino una mirada imparcial, una pregunta atenta: "¿Cómo te sientes?". Puede que los estudiantes no estén listos para decirlo de inmediato, pero la presencia serena y sincera del profesor es una afirmación silenciosa: "Estoy aquí para ti, sea cual sea tu puntuación".
Muchas escuelas aún generan más presión, sin querer, al publicar marcadores, nombrar a los mejores estudiantes o enviar informes de resultados a los padres demasiado pronto. Mientras tanto, el período posterior a los exámenes es cuando los estudiantes son muy frágiles y vulnerables en comparación, y se desesperan fácilmente si se sienten inferiores a los demás.
Los profesores, más que nadie, pueden ser el puente para ayudar a los estudiantes a comprender que un examen no lo es todo en su vida. Los malos resultados no significan fracaso. Explíqueles que en el camino hacia la edad adulta hay giros interesantes, y que el éxito no se basa en el expediente académico, sino en la determinación y la perseverancia. Los profesores, especialmente los tutores, que comprenden muy bien la psicología de los estudiantes, deben explicarles de una manera que les ayude a comprender que «cuando termina el examen, las calificaciones permanecen... y con ellas la tristeza».
Enséñenles a ponerse de pie, no solo a caminar por caminos llanos. Y a veces, un pequeño gesto de los maestros basta para animarlos a empezar de nuevo con más calma y delicadeza.
¿Y qué hay de los padres? A veces no saben que un simple gesto de desaprobación, una negación con la cabeza o un comentario descuidado pueden hacer que sus hijos se sientan fracasados. Mientras tanto, la psicología de los jóvenes de dieciocho años se ve afectada con facilidad. Acaban de pasar un examen estresante y están agobiados por la presión de las expectativas de toda la familia, pero los resultados no son los esperados. Ese sentimiento puede fácilmente convertirse en culpa, vergüenza e incluso desesperación.
Un estudiante escribió una vez en su diario: "No es por la baja puntuación que estoy triste, sino por los ojos de mi madre después de ver mi puntuación".
Por lo tanto, los padres no necesitan palabras floridas ni delinear de inmediato un plan para "empezar de cero". Lo que más necesitan los niños es un espacio tranquilo, un lugar donde se sientan seguros, amados, donde nadie los cuestione ni los compare. Un abrazo, una simple frase como "No pasa nada, tus padres siempre creen en ti" puede convertirse en un apoyo para que los niños superen el primer incidente de la vida y recuperen el coraje para continuar su propio camino.
En particular, los padres deben evitar convertir las calificaciones en "honor familiar". Porque si el amor está condicionado por los logros, cuando los hijos no cumplen las expectativas, los propios padres, sin querer, les han hecho sentir que ya no son dignos de amor. Y los padres, quienes mejor comprenden la personalidad de sus hijos, deben convertirse en sus compañeros durante este período difícil.
Los padres deben recordar que sus hijos necesitan a sus padres como apoyo, no como jueces. Al fin y al cabo, lo que importa no son las calificaciones, sino cómo los adultos amaron a sus hijos cuando se enfrentaron al fracaso.

Hay muchos sueños hermosos por delante.
¡Queridos estudiantes! Si hoy se sienten tristes por un número, permítanme decirles: No son un examen andante. La vida no los califica con una escala de 10 ni se clasifica con una boleta de calificaciones. Son estudiantes llenos de emociones, con la capacidad de llegar lejos, y su puntaje en el examen es solo una pequeña parte de ese largo camino.
Mira por esa ventana, donde hay gente trabajando en carpintería, mecánica, arte, deportes, agricultura ... que aún vive bien y feliz sin haber ido nunca a la universidad. Mírate a ti mismo, cuando has superado muchas dificultades, te has esforzado incansablemente, te has desvelado, has animado a tus amigos... ¿se puede negar eso solo por las notas?
Todos son diferentes, y no todos llegan a la meta al mismo tiempo. Algunos van rápido, otros lento, algunos encuentran su camino pronto, otros tienen que intentarlo muchas veces. Pero mientras no te rindas, nadie se escapará de esta vida. No olvides que el fracaso no significa que seas inferior, solo significa que estás aprendiendo una lección más importante que cualquier examen: una lección sobre determinación, perseverancia y volver a empezar con más fuerza.
En ese momento de aparente fracaso, realmente maduras. Y a veces, la forma en que te enfrentas a tu primer tropiezo en la vida será la mejor marca, haciéndote sentir orgulloso por el resto de tu vida. Tu madurez también se demuestra en cómo te comportas con tu familia, profesores y amigos durante este período tan delicado. En lugar de aislarte o enojarte con el mundo , toma la iniciativa de compartir, escuchar y pedir consejo.
El mundo del mañana necesita muchos tipos de personas exitosas: no solo las que sacan buenas notas en los exámenes, sino también las que saben amar, crear, corregir errores y empezar de cero. Si hoy es un día triste, no temas, porque después de ese día triste, el sol seguirá saliendo. Date la oportunidad de descansar, llorar, sentirte un poco débil. Pero luego levántate con calma y sigue adelante. Porque allá afuera, aún tienes muchas cosas con las que soñar. Y cada uno de esos sueños, por grandes o pequeños que sean, merece comenzar hoy.
Fuente: https://giaoducthoidai.vn/dong-hanh-cung-thi-sinh-dung-day-nhe-nhang-va-buoc-tiep-post739945.html
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