Casi 200 años después de que Charles Darwin publicara “El origen de las especies”, su teoría de la evolución se convirtió en la base de la biología moderna.
Y hoy, todos sabemos que los humanos modernos, el Homo sapiens, evolucionaron a partir de antiguos primates y alguna vez coexistieron en la Tierra con otras especies humanas como los neandertales.
Pero la naturaleza de la ciencia consiste en plantear constantemente preguntas y buscar nuevas evidencias para cuestionar el conocimiento existente. Por ello, un descubrimiento del siglo XX está cambiando la forma en que percibimos nuestra propia historia evolutiva tras décadas de misterio: el cráneo de Petralona.

Misterio de una cueva griega
En 1960, un cráneo casi completo (al que sólo le faltaba la mandíbula) fue descubierto por casualidad en una cueva cerca de Tesalónica, Grecia.
El cráneo (denominado cráneo de Petralona) estaba incrustado en la pared de la cueva y se conservó de forma excepcional gracias a la calcita, que formó una estalagmita con forma de cuerno en la parte superior de su cabeza. Desde entonces, se ha convertido en uno de los fósiles más controvertidos de la paleoantropología.
Durante 65 años, el cráneo de Petralona ha sido un gran misterio para la arqueología, ya que no pertenece al Homo sapiens ni a los neandertales, las dos especies humanas prehistóricas más famosas de Europa. Esto ha suscitado dudas sobre su verdadera identidad y la importancia de su presencia para la historia evolutiva humana.
La edad de este cráneo también es tema de debate, ya que algunos investigadores creen que sólo tiene unos 170.000 años, mientras que otros creen que podría tener hasta 700.000 años, lo que es más del doble de la edad del Homo sapiens.
Los primeros esfuerzos de clasificación
El primer intento de clasificar el cráneo de Petralona se produjo en 1964, cuando dos científicos alemanes fueron invitados a analizar los restos. Concluyeron que el cráneo y los restos animales que lo acompañaban tenían unos 50.000 años de antigüedad y pertenecían a uno de los primeros humanos que partió de África hacia Europa. Sin embargo, esta idea fue rápidamente cuestionada.
El investigador griego Aris Poulianos ha propuesto una hipótesis más arriesgada: sugiere que el cráneo perteneció a una especie humana distinta que evolucionó en el sureste de Europa. Inicialmente estimó su edad en 500.000 años, y luego la elevó a 700.000 años, mucho más antigua que la estimación original.
Mientras tanto, otros investigadores creen que se trata de un ancestro directo del Homo sapiens, con una antigüedad de unos 300.000 años. El debate sobre la edad e identidad del cráneo se ha prolongado durante décadas sin solución.

Nueva evidencia arroja luz sobre el misterio
No fue hasta agosto pasado que la comunidad científica logró un gran avance. Un estudio dirigido por Christophe Falguères, publicado en el Journal of Human Evolution (JHE) , utilizó la datación por series de uranio en depósitos de calcita del cráneo.
Los resultados mostraron que esta calcita tenía al menos 277.000 años, lo que proporciona una cifra firme para la edad mínima del fósil.
"Las nuevas estimaciones de datación respaldan la existencia y coexistencia de esta población junto con el linaje neandertal en evolución durante el Pleistoceno medio tardío en Europa", dijo Chris Stringer, uno de los coautores del estudio y paleoantropólogo del Museo de Historia Natural de Londres.
Los investigadores han clasificado oficialmente el cráneo como Homo heidelbergensis, una especie humana extinta catalogada desde hace tiempo por el Instituto Smithsonian.
El descubrimiento no solo resuelve un misterio de décadas de antigüedad, sino que también refuerza la idea de que múltiples especies humanas coexistieron e interactuaron en el pasado. Abre un nuevo capítulo en el estudio de la evolución humana, sugiriendo que nuestra historia es más compleja y diversa de lo que se creía.
Fuente: https://dantri.com.vn/khoa-hoc/hop-so-co-sung-mat-xich-bi-mat-trong-cau-chuyen-tien-hoa-cua-loai-nguoi-20250907235531679.htm






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