
En muchos países europeos la gente empieza a dormir una hora más cuando su lugar de residencia cambia al horario de invierno.
El horario de verano se implementó en muchas partes de Europa desde 1976 para ahorrar energía. Sin embargo, este cambio ha tenido consecuencias significativas en la salud y la vida cotidiana, como un ligero desfase horario.
El cuerpo humano funciona según un ritmo biológico de 24 horas, regulando actividades como el sueño y la alimentación en función principalmente de la luz natural.
Según el Instituto Francés de Investigación Médica (Inserm), el reloj biológico se encuentra en el hipotálamo cerebral, compuesto por células nerviosas que oscilan según el ciclo día-noche y controlado por unos 15 genes "reloj". Gracias a este mecanismo, la hormona melatonina, que contribuye a mantener un sueño profundo, se secreta al final del día.
Cuando hay un cambio de horario, el ritmo biológico se altera temporalmente, provocando fatiga, trastornos del sueño y reducción de la capacidad de concentración.
Cambiar la hora puede provocar que la melatonina se libere en el momento equivocado, lo que dificulta conciliar el sueño, despertarse o tener un sueño de mala calidad. Estudios han demostrado que, tras cambiar la hora, los accidentes de tráfico y laborales tienden a aumentar debido a la disminución del estado de alerta.
De hecho, el reloj biológico humano se atrasa unos 10 minutos cada día, por lo que adelantarlo una hora requiere que el cuerpo se adapte fuertemente, lo que genera falta de energía, fatiga y reducción del rendimiento laboral.
Algunas personas también pueden experimentar déficit de atención y pérdida de memoria en los primeros días después del cambio de hora.
La falta de sueño o la alteración del ritmo circadiano también afectan negativamente el estado de ánimo, causando irritabilidad, tristeza o cambios de humor. El período de adaptación suele durar de 1 a 7 días y el nivel de impacto depende de cada persona.
Los grupos vulnerables incluyen a niños pequeños, ancianos, adolescentes, trabajadores nocturnos y personas con trastornos del sueño. Los científicos advierten que el cambio de hora también podría aumentar el riesgo de depresión y enfermedades cardiovasculares como infartos y accidentes cerebrovasculares.
Aunque la Unión Europea propuso abolir el cambio de horario en 2018 y el Parlamento Europeo lo apoyó en 2021, los países del bloque aún mantienen la práctica de ajustar los relojes dos veces al año para adaptarse a la tradición y a las regulaciones internas.
En la actualidad, el cambio al horario de verano proporciona a las personas una hora más de sueño, lo que resulta menos perturbador que el cambio al horario de verano, cuyo cambio lleva una hora.
Fuente: https://tuoitre.vn/nguoi-dan-nhieu-nuoc-chau-au-bat-dau-duoc-ngu-them-1-gio-20251026150828881.htm






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