En este estudio también se analizaron dientes de un Camarasaurio, hallado en la Formación Morrison, EE. UU. Fuente: Sauriermuseum Aathal
Científicos de las Universidades de Gotinga, Maguncia y Bochum han descubierto que la atmósfera durante el Mesozoico (hace entre 252 y 66 millones de años) contenía niveles mucho más altos de dióxido de carbono (CO₂) que en la actualidad. El equipo llegó a esta conclusión tras analizar los isótopos de oxígeno almacenados en el esmalte dental de los dinosaurios, la sustancia biológica más dura y duradera, capaz de preservar rastros de la respiración de estos animales hace decenas de millones de años.
El análisis isotópico muestra que la fotosíntesis global (cuando las plantas convierten la luz solar en energía) se producía aproximadamente al doble de la tasa actual. Este aumento inusual, según el equipo, podría haber contribuido a la configuración del clima altamente variable de la era de los dinosaurios. Los resultados del estudio se publicaron en la revista PNAS.
En este estudio también se analizaron dientes de Europasaurus, un dinosaurio similar al Diplodocus, en piedra caliza, hallados en la cantera de Langenberg, en las montañas del Harz. Fuente: Thomas Tütken
Niveles de CO₂ inusualmente altos durante el Jurásico y el Cretácico
Los datos de dientes de dinosaurios excavados en América del Norte, África y Europa muestran que al final del período Jurásico, hace unos 150 millones de años, la atmósfera contenía aproximadamente cuatro veces más CO₂ que en tiempos preindustriales, antes de que los humanos comenzaran a emitir grandes cantidades de gases de efecto invernadero.
A finales del Cretácico, hace entre 73 y 66 millones de años, las concentraciones aún eran tres veces superiores a las actuales. En particular, los dientes de Tyrannosaurus rex y Kaatedocus siberi (un pariente del Diplodocus) revelaron composiciones isotópicas de oxígeno inusuales, lo que sugiere que el aumento repentino de CO₂ podría estar relacionado con grandes eventos volcánicos. Un ejemplo son las Traps del Decán en la India, que ocurrieron a finales del Cretácico.
Las altas concentraciones de CO₂ y el aumento de las temperaturas medias anuales han impulsado una fotosíntesis más intensa en las plantas terrestres y acuáticas, lo que ha contribuido a cambios en los ecosistemas globales.
Un diente de tiranosaurio, como el analizado en este estudio, se encontró en Alberta, Canadá. Crédito: Thomas Tütken
Un punto de inflexión para la paleoclimatología
Tradicionalmente, los científicos se han basado en los carbonatos presentes en los suelos o en indicadores marinos como los fósiles y las firmas químicas en los sedimentos para reconstruir climas antiguos. Sin embargo, estos métodos han estado plagados de incertidumbre.
El nuevo estudio marca un gran avance: por primera vez, los isótopos de oxígeno en el esmalte dental fósil se han utilizado como una herramienta directa para rastrear climas terrestres antiguos.
«Nuestro método nos brinda una perspectiva completamente nueva sobre el pasado de la Tierra», afirmó el Dr. Dingsu Feng, autor principal del estudio, del Departamento de Geoquímica de la Universidad de Gotinga. «Abre la posibilidad de utilizar el esmalte dental fósil para estudiar la composición atmosférica y la productividad vegetal del pasado, algo fundamental para comprender la dinámica climática a largo plazo».
Según Feng, los dientes de dinosaurio son como “científicos del clima” especiales: “Hace más de 150 millones de años, registraron rastros climáticos en el esmalte de sus dientes, y solo ahora los humanos pueden descifrar ese mensaje”.
Fuente: https://doanhnghiepvn.vn/cong-nghe/rang-khung-long-he-lo-bi-mat-thoi-co-dai/20250827041908616
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