Si te has enamorado de la región del río, ¿por qué no vienes a Occidente a principios de año para visitar y pasear por los famosos jardines de flores de aquí?
La brillante primavera siempre llama los nombres de pueblos de flores como Sa Dec (Dong Thap), My Phong (Tien Giang), An Thanh ( An Giang ), Vi Thanh (Hau Giang)... y especialmente el pueblo de flores Cai Mon en el distrito de Cho Lach, provincia de Ben Tre.
Con un clima fresco y templado, la gente aquí ha cultivado tradicionalmente flores ornamentales durante décadas, pero en los últimos 10 años, el pueblo de las flores realmente se ha desarrollado con fuerza, llegando a la cima de los almacenes de flores que suministran los productos más abundantes y diversos al mercado del sur.
Tanto a la gente del Oeste como a la del Sur en general les encantan los colores amarillo y rojo de principios de primavera, por lo que el pueblo de las flores en los días previos al Tet se llena con los colores de grandes crisantemos, caléndulas, crisantemos frambuesa, dalias, claveles, vincas y todo tipo de rosas...
Los albaricoqueros amarillos podados y moldeados en el jardín durante muchos años son también el punto fuerte de los artesanos de flores ornamentales de Cai Mon.
Con la llegada del Año Nuevo Lunar, la calle principal del pueblo de las flores de Cai Mon se tiñe de rojo con buganvillas, extendiéndose a lo largo de varios kilómetros. Hay hogares especializados en el cultivo de este tipo de flor, con decenas de miles de plantas.
Se considera que la buganvilla que se cultiva aquí florece de forma uniforme y duradera. En particular, la reputación de esta flor ornamental de Cai Mon es muy amplia, por lo que comerciantes de muchas regiones la eligen, desde Ciudad Ho Chi Minh hasta Hanói , Tay Ninh, Ba Ria Vung Tau, etc. Si bien la buganvilla es fácil de cultivar y adora el sol, para que sus flores florezcan con intensidad en el Tet y duren mucho tiempo se requiere técnica y experiencia del cultivador. También son creativos, injertando variedades para obtener raíces florales con hasta cuatro o cinco colores diferentes.
En los jardines de buganvillas, me absorbió mirar todo tipo de macetas, desde pequeñas y bonitas macetas que imaginé que quedarían hermosas en cualquier rincón de una ventana o en el patio, hasta raíces de flores viejas y ásperas con ramas de formas elaboradas, las flores no gruesas sino como puntos en una laboriosa obra de arte.
Revista Heritage
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