El viaje de regreso siempre parece más corto que el de ida.
La verdadera raíz del problema radica en cómo nuestros cuerpos perciben y miden el tiempo.
Al emprender un viaje, solemos planificar nuestra hora de llegada. Esto nos lleva a prestar mucha atención a la hora y a mirar el reloj con frecuencia, creando así la sensación de que el tiempo pasa más despacio.
Además, el viaje en sí mismo suele traer más alegría y emoción que el regreso. Además, el optimismo también influye en cómo percibimos el viaje. Cuando emprendemos un viaje con entusiasmo, solemos sentir que el trayecto hasta nuestro destino es muy largo. Por lo tanto, al prepararnos para regresar, pensamos que el regreso también será largo. Sin embargo, esto ya no es así, porque ya no sentimos la misma alegría que al irnos. La sensación de anticipación desaparece, haciéndonos creer que el regreso es más rápido.
Hien Thao
Fuente: https://doanhnghiepvn.vn/cong-nghe/vi-sao-khi-tro-ve-luon-nhanh-hon-luc-di-du-cung-mot-con-duong/20250904100115860






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