Se dice que ningún éxito profesional puede compensar el fracaso en la educación de los hijos; por lo tanto, para los padres, educar a los hijos es una prioridad absoluta. Como padres, deberíamos preguntarnos cuánto hemos logrado educando a nuestros hijos. Si educar a los hijos fuera una tarea, ¿cuál crees que sería tu puntuación?
Durante la crianza de su hijo, ¿ha notado alguna de las siguientes señales? Si es así, significa que su crianza es muy exitosa y que su hijo ha triunfado desde el principio.

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1. Los niños pueden asumir responsabilidades
Una persona dijo: "Mi hija salió con el hijo del vecino, bromeando con los demás y la persiguieron. Mi hija corrió lo más rápido que pudo y se escondió en casa, pero atraparon al otro niño y lo regañaron. Escuché la historia y le dije a mi hija: 'Ahora llevas a tu hermano a jugar, pero si tienes un accidente y te escapas, dejándolo solo, eso es un comportamiento irresponsable'. La hija lloró y dudó un buen rato, pero finalmente salió corriendo a disculparse con la otra persona y a llevar a su hermano a casa".
La educación oportuna del padre ha ayudado a los niños a aprender a ser responsables. Este es un carácter que no es innato, sino que se forma durante el proceso educativo. Para cultivar esta cualidad en los niños, los padres deben, ante todo, estar decididos a no malcriarlos y dejar que aprendan a cuidarse y a responsabilizarse de sus propios asuntos. Por ejemplo, dejen que limpien sus habitaciones, laven sus calcetines sucios y hagan sus tareas. Si los niños hacen estas cosas con regularidad y se acostumbran gradualmente, dejarán de sentirse dependientes y desarrollarán un sentido de responsabilidad natural.
2. Los niños siguen las reglas.
Una madre muy inteligente, en algunos casos en que era necesario hacer fila, solía instar a su hijo a colarse para no esperar demasiado. Sin embargo, después de que el niño entrara al jardín de infantes, la maestra les pidió a todos los niños que hicieran fila para recoger las cosas. El niño claramente no era el primero en llegar, pero quería ser el primero, aunque, por supuesto, no se le permitía, así que empezó a llorar. Al jugar con juguetes, este niño también agarraba los juguetes de otros niños; si no se lo permitían, los golpeaba de inmediato. Con el tiempo, el niño fue "aislado" por sus amigos; todos querían mantenerse alejados de él.
Hay un dicho que dice: Quienes desobedecen las reglas, tarde o temprano sufrirán las consecuencias. Algunos niños siempre las ignoran como si no importaran, tirando basura, destruyendo la propiedad pública, incluso haciendo ruido en lugares concurridos, etc. Aunque estas son acciones de niños, también demuestran directamente el fracaso de sus padres en su educación.
Cualquier padre se enfrentará a diversos problemas en el desarrollo de su hijo. Es recomendable establecer algunas reglas desde una edad temprana para facilitar la enseñanza.
3. Los niños pueden expresar muchas emociones diferentes delante de ti.
Normalmente, cuanto más cercano te sientes con alguien, más fácil es expresar tus emociones delante de él. De igual manera, si los niños se sienten psicológicamente seguros con sus padres, se atreverán a expresar diversas emociones, especialmente negativas como la ira, la tristeza, etc.
Si el niño rara vez muestra emociones delante de sus padres, o solo muestra cierto tipo de emoción, esto indica que hay un problema en la relación entre padres e hijos. Por lo tanto, las madres no deben culpar a sus hijos por enojarse ni pensar que quienes se comportan como consentidos lo son. En este momento, es necesario enseñar a su hijo a controlar sus emociones para que adquiera las mejores habilidades de comunicación.
4. Acudir a ti cuando tengas un dilema.
En psicología existe un tipo de "apego seguro", en el que las personas confían en un objeto y se apegan a él, creyendo que esa persona las apoyará en cualquier situación. Obviamente, en las primeras etapas de la vida de un niño, los padres son ese objeto ideal.
Muchos padres creen que cuando los niños se enfrentan a un problema y pueden resolverlo por sí mismos, desarrollan su independencia. Esto es cierto, pero no necesariamente. De hecho, muchos problemas que los niños enfrentan durante su crecimiento escapan a su capacidad de comprensión y solución.
Si la primera reacción del niño no es buscar a sus padres cuando surgen estos problemas o intentar resolverlos por sí mismo, a veces no se debe a una mejora en su independencia, sino a que ustedes, los padres, no logran comunicarse lo suficiente con su hijo. Cuando su hijo pida ayuda, no deben impacientarse ni culparlo, sino hacer todo lo posible por ayudarlo a resolver los problemas.
5. Los niños no están "etiquetados"
Por ejemplo, hoy el niño llega tarde: "¿Por qué eres tan perezoso? Estás tan apático que no puedes hacer nada". Otro ejemplo: el niño canta desafinado: "Realmente no tienes talento artístico; no eres apto para aprender a cantar". O cuando el niño camina por el paseo marítimo muy nervioso, su padre le dice: "Eres un cobarde".
Los padres a menudo desconocen que regañar, criticar, preocupar o decepcionar a sus hijos no solo los entristece al ser regañados o juzgados, sino que también los empeora. Estas acciones tienen un efecto sugestivo en los niños, llevándolos a actuar o comportarse de esa manera inconscientemente. Estas acciones son como semillas plantadas en el alma del niño; crecerán y, a veces, se convertirán en su verdadera personalidad.
Algunos psicólogos creen que innumerables niños desarrollan gradualmente malos hábitos debido a los errores de juicio de sus padres y, con el tiempo, se convierten en el tipo de persona que sus padres dicen que son. Las etiquetas que los padres les dan a sus hijos en la infancia los acompañarán durante toda su vida. El trauma de ser acusado suele ser mucho más grave que el trauma físico.
6. Se anima a los niños a hacer lo que les gusta.
Cuando inscribió a su hijo a clases de piano, ¿le pidió su opinión? Algunos padres no permiten que sus hijos desarrollen intereses, y las aficiones que les permiten perseguir son, en realidad, sueños que ellos mismos no han cumplido. Muchos padres, sin darse cuenta, utilizan a sus hijos como una herramienta para cumplir sus propios sueños, sin preguntarles nunca qué quieren hacer.
Si los padres no permiten que sus hijos descubran sus talentos y los obligan a estudiar en áreas que no les interesan, estos temerán decepcionarlos y, naturalmente, sentirán mucha presión durante el proceso de aprendizaje. Como resultado, tendrán que vivir en un ambiente estresante.
La labor de los padres es guiar a sus hijos, no decidir por ellos. Deben dejar que sus hijos elijan libremente lo que quieren hacer y, al mismo tiempo, ayudarlos gradualmente a consolidar e identificar lo que realmente les gusta y lo que es necesario para su futuro. Imagínense: ¿quieren que sus hijos sean como ustedes, trabajando en algo que no les gusta, queriendo dejarlo pero sin atreverse, y depositando sus esperanzas en la siguiente generación? ¿No es esto un círculo vicioso?
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