Al criar a tres hijos, la Dra. Jennifer Breheny Wallace se dio cuenta de que las palabras, grandes y pequeñas, pueden tener un profundo impacto en las emociones de los niños. Muchas veces, los padres, sin querer, transmiten mensajes negativos sobre el éxito, haciendo que los niños se sientan presionados y poco queridos. Por ejemplo, centrarse demasiado en las calificaciones puede hacer que los niños sientan que su valor se mide por sus logros académicos. Saber esto ha hecho que la experta sea más consciente de lo que les dice a sus hijos. Aquí hay cinco frases que nunca usa. (Foto: Freepik).
1. "Tu trabajo es aprender": Los niños excelentes suelen estar demasiado centrados en sí mismos. Centrarse solo en los logros personales puede hacerlos egoístas y limitar su desarrollo integral. Sin embargo, los niños necesitan comprender que el valor no solo reside en los logros académicos, sino también en la capacidad de contribuir a la comunidad. La Sra. Wallace recomienda que los padres asignen a sus hijos una tarea voluntaria, tal vez ayudando a otros o simplemente preguntando a los vecinos. Esto ayuda a los niños a comprender que hay muchas más cosas, muchas más maneras de contribuir a la comunidad que las calificaciones altas. (Foto: Freepik).
2. “Tienes que esforzarte al máximo en todo”: En lugar de exigirle a tu hijo que se esfuerce al máximo en todo, la Sra. Wallace lo guía para encontrar un equilibrio entre el estudio y otras actividades. Juntos, aprenden a usar su tiempo y energía de la manera más eficaz para lograr buenos resultados sin presionarse demasiado. Por ejemplo, la experta y su hijo hablan constantemente sobre lo que significa ser un buen estudiante. Para ella, ser un buen estudiante no se trata de dar el 100% del esfuerzo. Eso puede llevar al agotamiento y fomentar el perfeccionismo. Ser un buen estudiante se trata, en cambio, de saber cómo planificar estrategias inteligentes, evitar el agotamiento y mantener un equilibrio en la vida. (Foto: Freepik).
3. "Solo quiero que seas feliz": Todo padre quiere que sus hijos sean felices, pero Wallace cree que ese sentimiento puede malinterpretarse y llevar a comportamientos egoístas y egocéntricos. "Sé que soy más feliz cuando me siento valorada y aporto valor a los demás. Quiero transmitirles esa lección a mis hijos", afirma la experta. Por eso, suele decirles que quiere que encuentren oportunidades para contribuir a la comunidad, no para ser mejores que los demás, sino para ayudar a otros a ser mejores. Así es como vivimos una vida con sentido y propósito. (Foto: Freepik).
4. "¿Qué tal te fue en el examen de historia?": Wallace nunca quiere que sus hijos piensen que su rendimiento académico es lo más importante para sus padres ni que sus calificaciones los definen. Por eso, cuando sus hijos llegan de la escuela, suele hacerles preguntas generales como "¿Qué almorzaron hoy?". La experta descubre que una introducción tan sutil puede fácilmente dar pie a otras historias con los niños, además de preguntarles directamente sobre las calificaciones. (Foto: Freepik).
5. "¿Ya tienen noticias de alguna universidad?": Wallace no permite que las conversaciones estresantes sobre la universidad se cuelen en las conversaciones diarias entre padres e hijos. En cambio, las programa, quizás el fin de semana, durante una hora, durante su último año de secundaria. Esto ha ayudado a su familia a desestresarse, disfrutar del resto de la semana y centrarse en otras cosas importantes en la vida de su hijo. (Foto: Freepik).
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Fuente: https://vtcnews.vn/ba-me-harvard-khong-bao-gio-noi-5-cau-nay-voi-con-ar913351.html
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