
El zinc es uno de los micronutrientes más pequeños, pero desempeña un papel fundamental en la vida. Aunque solo representa una cantidad muy pequeña en el organismo, participa en cientos de procesos biológicos clave: desde el crecimiento y la inmunidad hasta la regeneración celular y el mantenimiento de la función nerviosa. - Foto: AI
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 17 % de la población mundial corre el riesgo de padecer deficiencia de zinc, especialmente en países en desarrollo donde las dietas son pobres en alimentos de origen animal. Sin embargo, no todos comprenden el mecanismo por el cual el zinc participa en la actividad celular.
Los científicos saben desde hace tiempo que el zinc se une a una amplia gama de proteínas para garantizar su estructura y función. Aproximadamente el 10 % de todas las proteínas del cuerpo requieren zinc para funcionar correctamente. Sin embargo, la forma en que las células distribuyen este preciado zinc, especialmente cuando las reservas son limitadas, ha sido una incógnita.
Un nuevo estudio de la Universidad de Vanderbilt (EE. UU.) ha ayudado a subsanar parte de esa deficiencia. Los científicos descubrieron una proteína llamada ZNG1, considerada un "transportador" de zinc dentro de las células.
Esta proteína actúa como una "metalochaperona", que es una proteína que se especializa en llevar metales, como el zinc o el hierro, al lugar correcto para que otras proteínas se aseguren de que funcionen correctamente.
Sorprendentemente, el gen que codifica ZNG1 está presente en todos los vertebrados, desde los peces hasta los humanos, lo que sugiere su papel evolutivo de larga data.
ZNG1 mantiene una relación especial con otra proteína llamada METAP1, responsable de activar una serie de proteínas esenciales en la célula. Se cree que la interacción entre ZNG1 y METAP1 se ha mantenido durante más de 400 millones de años, lo que sugiere que esta relación es fundamental para la vida a nivel molecular.

La deficiencia de zinc, incluso en un nivel leve, puede causar fatiga, crecimiento lento, trastornos del gusto y del olfato, menor resistencia a las infecciones e incluso afectar la salud del cerebro - Foto: AI
Para investigar más a fondo, el equipo realizó experimentos con ratones y peces cebra, creando individuos incapaces de producir ZNG1. Los resultados mostraron que, con deficiencia de zinc, estos individuos presentaban un desarrollo deficiente, deformidades o un retraso en el crecimiento.
El análisis a nivel celular muestra que las mitocondrias, las centrales energéticas de la célula, no pueden funcionar correctamente sin ZNG1. En condiciones normales, ZNG1 ayuda a dirigir cantidades limitadas de zinc a ubicaciones clave, asegurando así el mantenimiento de la producción de energía.
Cuando falta esta proteína, las células ya no pueden utilizar el zinc adecuadamente, lo que produce trastornos energéticos y daños en la estructura celular.
El descubrimiento de ZNG1 abre un nuevo enfoque en la investigación sobre nutrición y biología molecular. Demuestra que el cuerpo posee un sistema regulador sofisticado que contribuye a la supervivencia incluso en condiciones de deficiencia de micronutrientes.
Los científicos creen que el ZNG1 no solo apoya a METAP1, sino que también podría contribuir al correcto funcionamiento de muchas otras proteínas dependientes del zinc. En otras palabras, el ZNG1 actúa como un guardián silencioso, distribuyendo zinc a importantes redes proteicas, garantizando así que la vida no se vea afectada incluso con una dieta pobre en zinc.
En términos de aplicación, comprender este mecanismo puede ayudar a la medicina a desarrollar nuevos métodos para prevenir y tratar enfermedades relacionadas con trastornos del metabolismo de micronutrientes o la desnutrición. También sugiere la posibilidad de una intervención temprana cuando el organismo presenta un desequilibrio de zinc, evitando así afecciones prolongadas con consecuencias graves.
A la espera de los avances de laboratorio, cada persona puede prevenir proactivamente la deficiencia de zinc con una dieta equilibrada. El zinc abunda en mariscos como ostras, cangrejos y camarones; en carnes rojas, huevos, legumbres, frutos secos y cereales integrales.
Los vegetarianos o aquellos que siguen una dieta que limita los alimentos de origen animal deben prestar especial atención a complementar el zinc a través de alimentos naturales.
El cuerpo humano siempre ha sido un excelente mecanismo de adaptación para la supervivencia, pero una nutrición adecuada sigue siendo la base de la salud. El descubrimiento del ZNG1 nos recuerda una vez más que, a veces, son los oligoelementos aparentemente pequeños los que desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la vida, el delicado vínculo entre la biología, la evolución y la salud humana.
Fuente: https://tuoitre.vn/thieu-hut-kem-du-o-muc-thap-cung-gay-nhieu-he-luy-voi-suc-khoe-2025102000153426.htm
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